26 may 2011

PJ Groomla

Personaje: Groomla
Jugador :   AHE
Raza............................. Semi-orco
Clase............................... Bárbaro
Alineación............... Caos Neutral
Ojos................................. Negros
Cabello.............................. Negro
Piel..................... Morena verdosa

CARACTERÍSTICAS                                   
FUE (fuerza)_____________ 16 + 3    
DES (destreza)____________ 14 + 2  
CON (constitución)________ 13 + 1
INT (inteligencia)__________ 13 + 1   
SAB (sabiduría)___________ 12 + 1   
CAR (carisma)_____________ 8 – 1   

ARMAS / ARMADURAS:
-          Hacha Orca doble – 2 manos – 2D8 – critico x3 – 15lb – Cortante
-          Espada larga (15po) – 1 mano – 1D8 – crítico 19-20/x2 – 4lb – Cortante
-          Honda – 1 mano – distancia 50p. – 1D4 – crítico x2 – Contundente
-          Armadura cuero tachonado – bonificador +3 ya sumando – 20lb – penalizador -1
-          Escudo pesado madera – bonificador +2 – 10lb – penalizador -2

APTITUDES DOTES:
-          Visión en la oscuridad 60 pies
-          Sangre orca
-          Movimiento rápido 40 pies.
-          Furia.
-          Ataque poderoso.


Hiztoria de Groomla
Versión 1.0
Personajes de la historia:
Madre:............................ Yamina
Señor comerciante: ......... Godder
Niños humanos:... Hamo y Rómulo
Niña humana: ................... Jazmin
Niño enano: ............................ Eri
Niña semi-elfa: ............... Elessara
Mula.................................... Dolly

NIÑEZ:
Era una tarde cálida, el sol comenzaba su declinaje hacia el oeste, me había escapado de clase y paseaba solo, como de costumbre, por un prado primaveral lleno de hierbajos, el estómago gruñía del hambre, me senté como si ese acto fuera a calmar dicha dolencia, observé una bella flor, roja por fuera y amarilla por dentro, se encontraba a mi izquierda, era una ama-polea, la cogí por el tallo y suavemente la corté, alzándola a la altura de mis negros ojos, la miré, gran contraste entre mi horrorosa cara de semi-orco y esa belleza silvestre, sabía que comerla quita las ganas de comer, aunque también podía ponerte malo, sin pensarlo más me la metí a la boca, eso me ilusionó, me puse a cuatro patas y comencé a buscar y jugar con la hierba y los bichillos del campo, como un pequeño saltamontes que no tardó en formar parte de mi dieta ese día.

Me sentía pletórico jugando con los bichitos, me olvidé lo peligroso que podía ser bajar la guardia pero poco tardé en recordarlo cuando sentí el zumbido de piedras que pasaban arrojadizas a mi lado justo antes de chocar contra suelo acabando en un estrepitosos chasquidos rocoso que rápidamente eran sustituidos por nuevos zumbidos de cantos rodados del tamaño y forma que mejor se adaptaban a una mano u honda.

Sabía que estaba perdido, corrí lo máximo que pude hacia el bosque guiado por un desesperado instinto de supervivencia, mi perspicaz oído y la pericia que había obtenido de años siendo objetivo de ataques me ayudaron a ir esquivando la piedras lanzadas directas a mi cráneo.

Justo al llegar al bosque una red me atrapó como a un vulgar cochino en un árbol y me encontré rodeado de mis grandes enemigos: Hamo, Rómulo y Jazmín tres jovencitos humanos, Eri un niño enano y Elessara una niña semi-elfa. Todos compañeros de clase, de esa colegio al que evitaba asistir siempre que podía por motivos de rechazo obvios.

Siendo más pequeño en edad que ellos, mi corpulento cuerpo no lo demostraba. Mi edad era de unos 8 años por aquel entonces mientras que ellos ya se acercaban a la adolescencia.

Me puse a llorar y a gritar “dejadme en pá, malvaddoz”, mis compañeros reían y coreaban “Gromi es un tonto, Gromi es un tonto, vete de nuestro pueblo Gromi, apestas, das asco!” al son de algunas lágrimas que caían de mi cara.

Al rato empezó a oscurecer y se fueron todos corriendo, Elessara la chica semi-elfa que era la mayor del grupo volvió sola al instante y dijo “te dejaría ahí colgado puerco, pero mi padre se enfadará sino le devuelvo la red de pesca, a ver si aprendes a no caer en más trampas estúpido!” mientras cortaba la cuerda dejándome caer cual saco de patatas. “¿sabes?”, me dijo, “en realidad das pena, anda toma mi honda y aprende a usarla para defenderte, pero tienes que prometerme no usarla contra mí, será nuestro secreto, ¿vale?” yo asentí con cara de asustado y sin saber cómo reaccionar.

Cogí la honda del suelo mientras miraba como se alejaba de mí la silueta a contra luz del Sol del esbelto cuerpo de Elessara.
Volví a casa sollozando, sabía que de poco serviría quejarme del maltrato recibido así que me recompuse y al ver a mí madre dije “zalud madle”.  A lo que ella respondió “calla, llegas tarde!, maldito el día que te tuve!, corre ve rápido al molino, el Señor te espera, quiere que lo mantengas en movimiento mientras el cambia las mulas, sino haces todo lo que te pida esta noche no habrá sopa, CORRE!”. Salí corriendo sin pensarlo más, al llegar al molino el Señor bastante cabreado conmigo por hacerle esperar me gritó, venga ponte en el puesto de Dolly mientras la cambio, allí estaba yo junto con otras tres mulas empujando el molino mientras el señor y un vasallo cambiaban y aseaban a Dolly y luego a las otras tres mulas tratándolas con un cariño y delicadezas desconocidas hacia mi persona.

Mi madre Yamina era todo para mí, no tenía nada ni nadie más, desobedecerla o traicionarla era impensable, aunque en sus ojos se podía leer cierto odio a mi persona, es como si yo le recordase día a día la mayor tragedia de su vida, y ella no dejó de reprochármelo ni un solo día.

Aun así había realizado un gran esfuerzo por evitar que yo cayera en el desconocimiento más vulgar, mi madre tenía grandes conocimientos mágicos y druídicos, conocía las hiervas del campo y los secretos de los animales que a veces me revelaba. Tenía un libro de pociones que guardaba muy bien y siempre me decía, aquí se encuentra el secreto de lo que quieras buscar.

Vivíamos en una caballeriza que yo mal llamaba hogar, en realidad sólo era un cubículo de los establos del señor Godder, un acaudalado comerciante del pueblo que se apiadó de mi madre cuando la encontró casi muerta en medio del bosque conmigo pegado a su pecho. El señor Godder nos dio trabajo a cambio de algunos restos de comida y cama.

Al parecer hubo un tiempo en que Yamina tuvo un verdadero hogar feliz lejos de allí, nunca supe realmente de donde era mi madre, puede que sea lo mejor, pero si supe que su anterior hogar fue arrasado por unos asaltantes orcos que se dedicaban a vivir del saqueo de pequeñas aldeas. Uno de los orcos violó a mi madre mientras la tenía paralizada con una daga clavada en su quijada, pero Yamina aprovechando ese momento de debilidad masculina le arrancó la daga de las manos y se la clavó en el cuello, el orco murió casi al instante sin poder alertar a sus compañeros. Madre siempre me cuenta que le quitó el hacha-doble que tenía sujeta a la espalda y escapó.

Yamina se encontró sola en medio del bosque, había asistido a la matanza de sus hijos, su marido y arrasado su aldea. No le quedaba nada en este mundo cuando descubrió que estaba embarazada de mí, a veces me dice que sino hubiera sido por mí ya hubiera muerto por soledad, es lo más bonito que me ha dicho nunca. Guarecida en el bosque me tuvo sin ayuda alguna, aun muchas veces me dice que no sale de su asombro al ver que consiguió salir viva de ese bosque… y encima que no me haya sacrificado cuando pudo.

Elessara en secreto me enseño a usar la honda y a veces me dejaba practicar con su arco, aunque en público me insultaba y escupía, yo era para ella como un osito de peluche para una niña o algo parecido, lo digo por lo velludo que era incluso a esa temprana edad, nunca hubo nada más entre nosotros.

Cuando podía cogía el hacha doble que tenía madre y jugaba con ella, me sentía poderoso y muy cómodo con ella, como si formara parte de mí. Sabía que era el hacha de mi padre y que era el único legado que jamás tendría de el o de su raza, así pues le cogí mucho cariño y rápidamente la hice mía.




ADOLESCENCIA:
Pasaron los años, a la edad de 17 era un robusto hombrecito con cara de orco que podía mover solo un molino de 4 mulas y además sabía leer y escribir con cierta dificultad, debo admitir que no era lo mío.

La mula Dolly se ponía a masticar y rebuznar cuando yo me acercaba, dando pisotones en el suelo y moviendo el rabo con ilusión, el amo Godder siempre decía “¿pero que le pasa a esta mula que se pone como loca cuando te acercas Gromi?” Yo siempre callaba y levantaba los hombros.

En el campo me defendía con total libertad, sabía acampar, encender un fuego o moverme entre la maleza como nadie en el pueblo y cualquier rata o roedor que se interpusiera en mi camino era posible que acabara en mi vientre.


LA TRAGEDIA:
Una noche gélida de octubre entraron unos pícaros en casa del Señor Godder para robar, pretendían hacerlo sin que nadie se enterara pero no contaban que un semi-orco con finos oído ligero de sueño dormitaba en el establo, nada más escuchar algunos chasquidos de ramas cogí mi hacha-doble por el puño y abrí los ojos. La luna estaba medio llena, suficiente para tener una visión perfecta con mis negros ojos de orco. Decidí entrar a la casa del amo por el lado contrario para pillarlos por sorpresa en el robo y así quedar como un héroe. Me quedé detrás de la puerta que daba al salón principal donde el amo Godder guardaba muchas joyas, esperando recibir a los pícaros con un hachazo en sus costillas. En cuanto se acercaron me preparé y cuando estuvieron suficientemente cerca lanzó el mayor hachazo de mi vida con una furia que se me saltaban los ojos.

Quedé impresiona al ver la figura del pícaro como se desdoblaba y evitaba el más mínimo roce con mi hacha, acto seguido note el sigiloso zumbido de una cerbatana mientas unos dardos se me clavaban en el cuello y caí al suelo mientras escuchaba “no lo mates, nos servirá de anzuelo”.

Desperté entre llamas, la casa del amo Godder estaba ardiendo por todos lados, corrí a su habitación y sólo vi cadáveres, entonces me fui lanzado al establo donde solo llegue a ver el cuerpo de Madre sin vida en el suelo, cogí mi hacha con fuerza y lancé un rugido enorme entonces vi como llegaba la gente del pueblo gritando “Gromi se ha vuelto loco, ha matado a todos, Gromi está loco” me di cuenta entonces de la increíble jugada de los pícaros, cogí mi honda, algo de ropa y el libro de madre, hacha en mano salí corriendo al bosque antes que me pudieran pillar los aldeanos.

COLOFON:
Nunca volví a ese pueblo que he borrado de mi memoria, el único recuerdo de ese lugar es la cicatriz que me dejaron en la yugular los dos enormes dardos que me clavaron y que jamás olvidaré.

Decidí que a partir de ese día yo sería el único dueño de mi persona y me conocerían con el nombre de Groomla, el que sirve al Dios de la guerra y no es esclavo de nadie, vendiendo sus servicios como mercenario o buscándome la vida como fuera pero sin ataduras.

Así pasaron algunos años donde fui mejorando el uso del hacha, buscándome la vida de pueblo en pueblo, a veces robando comida, otras invitando a la taberna entera a un trago cuando ganaba algún dinero y viviendo siempre el día a día.

En secreto me gustaba estar solo en los prados como en mi niñez, no sabía leer muy bien el libro de Madre, pero me gustaba ojearlo y ver los dibujos de plantas y algunos animales que aparecían, siempre me atrajo la naturaleza y libro de madre me encantaba.

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